Todo le parecía un circo.
Por la noche, Brooklyn se llenaba de ese afán de estar con Benicio del Toro en una película. En la ducha inconscientemente le venían imágenes de la noche como un sitio oscuro, gusto a cerveza, los amigos, las nuevas zapatillas... Mucho diseño con amigos y alcohol. Jason, era diseñador gráfico, le iba bien, tenía su propio estudio ... La salida del trabajo siempre significaba taxi, entregar la invitación y entrar: fiesta, galería, restaurante...
A menudo me acuerdo de la maleta de Pin & Pon de Míriam. Se abría y era una casa, movíamos a Pin y Pon a nuestro antojo.
Hoy salgo con los amigos. Después de ducharme, detrás del vaho del cristal he reconocido un parecido, a Míriam...
No... a Jason.
(Porque si el del cristal fuera Benicio ya estaría muerta de un pistoletazo.)
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