Conocí a Lucas en una cocktelería de Montréal. Ajeno al trajín de camareros guapísimos preparando sus cóckteles en las posturas menos naturales posibles. Estaba en la barra y pedí una corona (fuera de España las coronitas son mayores de edad). Todo el mundo era espectacularmente guapo, como recién salidos de un anuncio: los tejanos ajustaban de miedo, cabello de peluquería, algunas lentejuelas.
Lucas tocaba relajado. Sería de la misma edad que el resto, o sea unos venti tantos, en cambio llevaba ese mismo jersey que hubiera podido llevar de pequeño.... Cuando todos sus compañeros con la escusa de jugar competían para ver quien era el mejor, él pasaba tardes enteras con unos pocos pero buenos acordes.
Ha pasdo el tiempo y no me acuerdo de las caras de esa gente guapa, ni siquiera del nombre fashion de la cocktelería. Pero el jersey de rayas de Lucas... es lo único que lavo a mano...
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