Thursday, September 14, 2006
Decir barco de vapor es volver a un día de lluvia, a un cuerpo pequeño. Especialmente las últimas tardes de septiembre antes de empezar el colegio. Era el recogimiento en busca de ese mundo que existía en otra dimensión, en alguna ciudad, ése niño protagonista que podía con todo y no conocía el aburrimiento. Oh, ávidas sobremesas en silla plegable de playa, tonalidades naranja que nos hacían soñar...
Somos nuestras circunstancias, pero también cada una de esas lecturas infantiles.
Miles de mundos que nos han cotejado y moldeado sin nosotros saberlo. Y nosotros que creíamos ser hijos del la genealogía y la formación. Acaso no fueron todas esas historias de trotamundos las que nos forjaron un imaginario singular.... Lo que uno lee de pequeño se registra impermeablemente para formar un yo artesanal, exclusivo.
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